Psicología de la Agresividad análisis y aspectos de la conducta agresiva

Psicología de la agresividad y la conducta agresiva

De todos los problemas a los que se enfrenta la humanidad sin lugar a dudas la agresividad es uno de los más urgentes, hay que tener en cuenta que si no aprendemos a comprender y dominar la agresividad, no estaremos aquí por mucho tiempo.

El presente artículo es hace un análisis de todos los aspectos que influyen en la conducta agresiva. Adquiere totalmente gratis desde esta página todo lo que deseas saber sobre la psicología de la agresividad.

Agresividad: Modelos explicativos, relación con los trastornos mentales y su medición

Introducción

La agresión es un problema que tiene cada vez mayor relevancia en la vida moderna. Frente a la escalada de violencia que observamos en los medios de comunicación de masa y en la creciente inseguridad de las personas ante la eventualidad de un ataque por parte de antisociales, surgen las preguntas: ¿Por qué el hombre es agresivo?, ¿Esta agresividad es innata o aprendida? ¿Puede ser extirpada de nuestras sociedades?.

En la presente monografía trataremos de explicar la conducta agresiva a través de los distintos lentes teóricos que entrega las ciencias de la conducta.

El principal objetivo de este informe es entregar una amplia visión sobre variados aspectos del estudio de la agresividad, por lo que se ha privilegiado la amplitud de enfoques por sobre el desarrollo exhaustivo de cada tema. Con relación a los objetivos específicos, podríamos nombrar los siguientes:

Describir los principales modelos que han buscado explicar el fenómeno de la agresividad. Entre ellos encontramos la perspectiva psicoanalítica, la etológica o evolutiva, la biológica, los modelos cognitivos, los del aprendizaje social. Incluimos, además, una breve reseña del modelo fenomenológico.

Dar a conocer algunos trastornos mentales relacionados con la agresión.

Enumerar algunos métodos de medición y evaluación de la agresividad.

Para el logro de estos objetivos, se realizó una revisión bibliográfica general, tras lo cual se sintetizó los contenidos recogidos, para lograr un esquema general de contenidos. Posteriormente, se buscó bibliografía más específica para desarrollar los temas presentes en el esquema general.

Marco Conceptual

Tal como dicen Edmunds y Kendrick citando a Bandura (1980, p.15), introducirse en el tema de la agresividad es entrar en una “jungla semántica”. Se han dado muchas definiciones a la agresión, en las cuales lo común sería la noción que incorpora Buss de “una respuesta que se vuelve un estímulo nocivo para otro organismo”; el aspecto diferencial sería la inclusión del concepto de “intención” en el daño producido, el cual por algunos fue considerado innecesario por su condición mentalista y no es apropiado para un análisis riguroso.

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El problema es que, obviamente, muchas situaciones en las cuales un individuo daña a otro no constituyen agresión, debido a la falta de intención. De este modo, Geen (1976, citado por Edmunds y Kendrick, 1980, p.15), sostiene que el concepto de agresión debe incluir tres aspectos: la producción de un estímulo nocivo, el intento de dañar y el hecho de que el ataque tenga una probabilidad mayor a cero de ser exitoso.

Una de las definiciones más aceptadas es la de “la producción de un estímulo nocivo de un organismo hacia otro con la intención de provocar daño o con alguna expectativa de que el estímulo llegue a su objetivo y tenga el efecto deseado” (Russell, 1976, citado Edmunds y Kendrick, 1980, p.16)

“the delivery of a noxious stimulus by one organism to another with intent thereby to harm and with some expectation that the stimulus will reach its target and have its intented effect”

Otra definición de agresión, la cual encontramos en la perspectiva etológica, afirma que ” un animal actúa agresivamente cuando inflige, trata de infligir o amenaza con infligir daño a otro animal.

El acto va acompañado de síntomas de conducta reconocibles y cambios fisiológicos definibles […]

La agresión puede trasladarse hacia objetos no humanos o inanimados, “. (J.D. y Ebling, F.J, 1966, p.2). Es interesante notar aquí la inclusión de la respuesta fisiológica en el concepto de agresión.

La hostilidad constituiría un concepto relacionado con la agresividad, pero no es sinónima a ella.

Sería una actitud, una “respuesta verbal implícita que envuelve sentimientos negativos (mala voluntad) y evaluaciones negativas de personas y acontecimientos” (Veness, 1996, p.118).

Constituiría una respuesta bastante estable, donde se encuentra una generalización tanto del estímulo como de la respuesta, de modo tal que las respuestas de la víctima para apartar la hostilidad pueden exacerbarla.

Una respuesta puede ser hostil sin ser agresiva, ya no implica realización de actos. Edmunds y Kendrick(1980) asocian el concepto de hostilidad a la agresión reforzada por el daño realizado al otro.

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La hostilidad sería el producto de repetidos castigos por parte de los otros llevaría a un disgusto generalizado por la humanidad, y a percibir el dolor y la incomodidad de las personas como reforzante; en cambio, la “agresividad instrumental” sería la disposición a emplear estímulos nocivos como un medio de adquirir refuerzos extrínsecos.

Entonces, según estos autores, se debería asociar “agresividad” con actos que produzcan daño en el otro en búsqueda de refuerzos extrínsecos y “hostilidad” con actos que produzcan daño en el otro en búsqueda de refuerzos intrínsecos.

Una interesante visión nos entrega Lolas (1991), quien distingue entre los conceptos de agresividad, agresión y violencia. De acuerdo a esta perspectiva, la agresividad es un término teórico, un constructo que permite organizar determinadas observaciones y experiencias, que sirve para integrar datos “objetivos” a nivel de conducta motora, fisiología y vivencia (o subjetividad expresada en el lenguaje).

El término agresión se reservaría para conductas agonistas caracterizadas por su transitividad (la conducta pasa de un agresor a un agredido), su direccionalidad (siempre la agresión tiene un objeto) y una intencionalidad (el agresor busca dañar, el agredido busca escapar).

Por otra parte, la violencia sería la manifestación o ejercicio inadecuado de la fuerza o poder, ya sea por la extemporaneidad o por la desmesura, no existiendo intencionalidad por parte del agente o del paciente de la acción.

De este modo, existen gestos violentos pero no agresivos(deportes rudos) y actos agresivos pero no violentos (omisión de gestos de ayuda). La violencia esta presente en toda nuestra vida y es difícilmente prevenible; la agresividad, en cambio, requiere una intencionalidad que la hace diferente en sus causas, aunque tal vez no en sus efectos.

Perspectivas teóricas sobre la agresividad

Freud postuló la teoría del doble instinto, en la cual se concibe al hombre como dotado de “una cantidad o quantum de energía dirigida hacia la destructividad, en el más amplio sentido, y que debe inevitablemente expresarse en una u otra forma”. (Hill, 1966, p.136). Si se obstruye su manifestación, este deseo sigue caminos indirectos, llegándose a la destrucción del propio individuo.

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