Esclerosis Múltiple aspectos emocionales relacionados a la enfermedad
Aspectos emocionales y cognitivos de la Esclerosis Múltiple
Todas las enfermedades neurodegenerativas son peligrosas, sus causas son desconocidas y hasta el momento no se ha encontrado cura. La esclerosis múltiple (EM) ataca al sistema nervioso central y muchas veces produce incapacidad en el paciente. Las fibras nerviosas del sistema nervioso central (SNC) están recubiertas principalmente por un material compuesto, por proteínas y grasas a la que se le conoce como mielina.
Ésta facilita la conducción de los impulsos eléctricos entre las fibras nerviosas. Si la mielina se lesiona o destruye, la persona pierde apacidad en los nervios para conducir impulsos eléctricos y esto producirá la aparición de los síntomas más de esta enfermedad.
Como resultado de la desmielinización las personas pueden tener síntomas diversos y únicos, en algunos se puede presentar sintomas leves, como entumecimiento de los miembros y en otros pueden aparecer síntomas mas graves como parálisis o pérdida de visión.
En la mayoría de los casos el diagnóstico se hace entre los 20 y 40 años. La evolución, gravedad y síntomas específicos son impredecibles, pero los avances en el tratamiento suponen una gran esperanza a las personas afectadas.
Aspectos emocionales y cognitivos
Del llanto a la risa? De la euforia a la depresión? Algunas personas que comparten nuestra enfermedad pasan de un extremo emocional a otro y a veces no saben por qué, lo peor es que quienes están a nuestro alrededor comprenden menos que nosotros qué es lo que está pasando.
La esclerosis múltiple no afecta en algunas personas solamente las capacidades físicas, también es posible que experimentemos otros cambios que como no se “ven” son más complicados de comprender e incluso explicar.
Cambios emocionales
En la EM, no hay una serie definida de etapas que hagan posible que los procesos de adaptación a los cambios sean sencillos, sin embargo, sí que hay una serie de respuestas emocionales que parecen ser comunes a todos a medida que aprendemos a tratar y a vivir con la enfermedad.
La incertidumbre y la ansiedad son dos características que se dan cuando se manifiestan los primeros síntomas, y continúan hasta que tenemos un diagnóstico definitivo y es que no saber que tenemos o qué nos pasa es mil veces peor que vivir sin encontrar respuesta a lo que sentimos física y emocionalmente.
Teniendo en cuenta que la EM es impredecible, nunca sabemos cuando tendremos una crisis, (aunque si podemos saber, conociéndonos un poco y también sabiendo qué existen factores detonantes, qué nos las puede desencadenar: infecciones, calor, en algunos casos mucho estrés o estados muy depresivos).
Normalmente tenemos que vivir un proceso continuo de aprendizaje y adaptación al cambio, si hoy amanecí con dolor que ayer no tenía, tengo que tratar de comprender de dónde vino y tratar de aminorarlo para poder hacer mis cosas de la mejor manera posible, hay síntomas que vienen y van, cada uno va conociendo a su EM y la respuesta de nuestro cuerpo frente a ella, de tal forma que la incertidumbre aunque está ahí puede bajar un tanto.
Algunas personas quizá veamos que estamos limitadas para ciertas actividades o labores, incluso nuestra propia imagen corporal puede cambiar ya sea por el uso de medicamentos o por las secuelas que en algunos casos va dejando la propia enfermedad, entonces podemos pasar por situaciones de desencanto, decepción, pena e incluso depresión porque vemos que nuestra propia imagen cambia o porque sentimos que no podemos hacer todo lo que quisiéramos..., este proceso de adaptación puede darse varias veces en el transcurso de la enfermedad, cuántas? Quién lo sabe, en realidad nadie, por eso es importante la actitud que desarrollemos frente a la vida. Finalmente, los sentimientos que generemos deben terminar siendo un proceso curativo y reconstituyente, aunque venga acompañado incluso de dolor y tristeza.
La EM supone bastante estrés derivado de la propia enfermedad, al cual se suman las presiones actuales de la vida moderna. Aprender a sobrellevar este estrés es todo un desafío porque como personas comunes y silvestres tenemos que lidiar con las complicaciones que cualquier otra persona vive, si a eso le sumamos la enfermedad no pueden negar que hablamos de un reto mayor.
La investigación sobre la relación entre el estrés como “detonante” de las crisis o brotes muestran resultados dispares, algunos piensan que pueden provocar las crisis, otros en cambio opinan que no necesariamente. Independientemente de lo que las investigaciones concluyan, cada uno sabe que el estrés termina siendo negativo para nosotros, en algunos casos pueden disparar crisis, en otras personas pueden hacer que síntomas comunes se tornen más fuertes mientras estamos bajo tanta presión. Por eso y porque como ya veíamos el estrés es una parte inevitable de la vida, es que es mejor si aprendemos a controlarlo, manejarlo e inclusive evitarlo de esa manera tendremos menos chance de generar más angustia innecesaria.
Hay otros cambios emocionales que pueden darse con la EM, como la depresión mayor, el desorden bipolar y los cambios de humor. Estos cambios los pueden pasar todos, sin embargo, quienes tenemos la enfermedad tenemos una probabilidad un tanto mayor de presentarlos.
La depresión mayor, es una condición seria y, a veces, hace peligrar la vida misma. Se caracteriza, entre otros síntomas, por episodios de tristeza profunda, desanimo total por lo que nos rodea, poca o nula respuesta hacia lo que está al rededor, pérdida completa de interés, la sensación de que la vida no vale la pena y que no hay nada que podamos hacer para evitar sentirnos así.
La depresión mayor es diferente de la “depresión” cotidiana que pueden sufrir muchas personas durante algunas horas seguidas e incluso algunos días. Es un estado severo y persistente que puede venir acompañado con pensamientos o acciones suicidas. Precisa atención profesional y tratamientos efectivos, entre los que se incluyen la medicación antidepresiva y la psicoterapia. Se cree que la EM puede suscitar cambios en el cerebro que activen la depresión mayor, aunque las pruebas en este sentido son pocas.
El desorden bipolar
Es un estado poco frecuente, caracterizado por períodos alternantes de depresión y manía, o sólo manía. Durante los períodos maníacos, la persona afectada puede cometer actos inadecuados, como gastar grandes cantidades de dinero, querer hacer las cosas a mil por hora, es como tener la sensación de estar sobrecargado y llenos de una energía inusual que no se gasta.
Así, este desorden puede resultar muy molesto para los miembros de la familia. Al igual que con la depresión mayor, el desorden bipolar precisa atención profesional y se suele tratar con una combinación de antidepresivos y de estabilizadores del humor.
Los cambios de humor y la labiladad emocional
Pueden ser de varios tipos y suelen ser más comunes en quienes tenemos la enfermedad que los descritos anteriormente. Tal como se emplea, el término “cambios de humor” se refiere a una serie de fenómenos, como la inestabilidad emocional (“labilidad”), pasar de la risa o el llanto incontrolables y la euforia, todo esto sin razón aparente o por situaciones que no van de acuerdo a la respuesta, es como si por ejemplo, estamos escuchando una charla y de pronto nos da “ataque de risa” por un comentario suelto que no da para más que una sonrisa.
En el otro extremo estaría por ejemplo, ponernos a llorar desconsoladamente porque nos enteramos que murió el canario de la amiga de una amiga…
La labilidad emocional se refiere a cambios frecuentes de humor, de alegría a tristeza o enfado, etc. No son muy distintos de los cambios de humor que experimenta la mayoría de la gente, sin embargo, es posible que seamos más susceptibles quienes estamos “sorteados y tenemos la enfermedad”.
Se cree que las causas son tanto el estrés que genera la propia EM sumado a los cambios en nuestro entorno familiar, laboral, personal…
La risa y el llanto sin control son un desorden que afecta a menos del 10 por ciento de las personas con EM. Se caracteriza por períodos en los que la persona ríe o llora sin control, y desentonando con la situación. Se piensa que este desorden está causado por los cambios relacionados con la EM y que tienen lugar en el cerebro.
La euforia es un síntoma muy poco frecuente en la EM, que afecta a un grupo muy pequeño de personas, entre un cinco y diez por ciento. Se caracteriza por un sentido irreal de optimismo, que se puede manifestar en etapas de problemas e infortunios importantes.
La euforia se puede mostrar por medio de risas inadecuadas, y normalmente se observa en personas que tienen problemas a nivel cognitivos de considerable importancia.
Aunque la EM puede venir acompañada de varias reacciones emocionales y los trastornos van desde los niveles más suaves o ligeros en algunos casos pueden ser más evidentes. Sin embargo, no es posible afirmar en ningún caso que exista una “personalidad de la EM”.
Las personas que padecen de esclerosis múltiple enfrentan retos muy peculiares pero, como todo el mundo, luchan día a día para poder sobrellevar lo que la vida les ha puesto en su camino..
En la mayoría de los casos, lo sobrellevan bien y a menudo son más fuertes, teniendo en cuenta estos retos especiales.
Fuente: ulasem.org
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Muy buena la información, y necesaria. Gracias