Discapacidad infantil Daño cerebral en el niño

Discapacidad infantil Daño cerebral en el niño. La alegría por la llegada de un nuevo miembro a la familia está acompañada de una serie de preocupaciones por parte de los padres, quienes necesitan sentir seguridad con respecto a la integridad física y psíquica de su pequeño hijo.

Por tal motivo, muy a menudo se pueden preguntar ¿cómo se puede saber si el niño presenta lesiones cerebrales que afecten a su desarrollo? ¿Que consecuencias futuras trae estas alteraciones?

Lo primero que los padres deben tener en cuenta es que establecer un buen vínculo con el bebé, así como la asistencia periódica a los controles de salud y una buena comunicación con el médico pediatra, ayudará a facilitar una detección y atención oportuna de los problemas que el bebé pueda manifestar.

Discapacidad infantil Daño cerebral en el niño
Discapacidad infantil Daño cerebral en el niño

Los primeros meses de vida son determinantes para el crecimiento y desarrollo normal del bebé, pues en es el tiempo en que el Sistema Nervioso central usa para su maduración. En esta etapa, el cerebro del pequeño es como un trozo de plastilina que se va moldeando de acuerdo con sus condiciones biológicas y las de su entorno inmediato. Así va estructurando funciones y patrones de conducta que pueden ser adecuadas o inadecuadas. Si el niño presenta alguna lesión cerebral, por ejemplo, tal disfunción afectará la construcción de dichos patrones de conducta que se reflejarán en su desarrollo.

El buen estado neurológico del pequeño depende de que las neuronas tengan un suministro suficiente de oxígeno y glucosa para que puedan vivir y desarrollarse. Alterar este proceso puede ocasionar daños irreversibles pues las neuronas son las únicas células que no se reproducen. Las condiciones para que este suministro sea suficiente dependen tanto de la estructura biológica, como del entorno en el que se encuentra el bebé.

Los daños cerebrales pueden darse en tres momentos por diversas causas como se presenta a continuación:

Prenatales: ocurren entre la concepción del bebé y su nacimiento. Pueden ser causados por alteraciones genéticas, enfermedades en la madre o el feto durante este tiempo, infecciones intrauterinas y traumas, entre otras. Perinatales: ocurren en el momento de parto. Como por ejemplo la aspiración de meconio (heces fetales) por parte del bebé, asfixia, prematurez extrema, convulsiones neonatales, anemia aguda, etc. Postnatales: son anormalidades que ocurren después del nacimiento del bebé como traumas, enfermedades infecciosas, falta de estimulación, abandono, enfermedades metabólicas, convulsiones de difícil manejo, meningitis, etc.

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La siguiente clasificación muestra los factores que alteran el desarrollo normal del bebé:

1. Lesiones directas en el Sistema Nervioso Central: las más comunes son:

Parálisis cerebral: es la consecuencia de lesiones o malformaciones producidas en el desarrollo del cerebro que se manifiesta en las alteraciones de postura y movimiento en los primeros meses. El tipo de parálisis y gravedad es bastante amplio. Aunque es una lesión irreversible, no es degenerativa. Mielomeningocele: también se conoce como Espina Bífida. Es una anomalía que afecta el desarrollo de la columna vertebral y su contenido. La gravedad depende del sitio de la lesión y de su magnitud. Puede ser tratada con cirugía y programas de rehabilitación.

2. Otras enfermedades: en ocasiones, enfermedades no cerebrales tienen como consecuencia una alteración en el funcionamiento del Sistema Nervioso, como por ejemplo infecciones que pueden originar afectar el cerebro y las meninges.

3. Factores ambientales: una buena estimulación, así como condiciones adecuadas en la nutrición y la vida afectiva del bebé, se ven reflejadas en su desarrollo. Existen factores como el económico y cultural que pueden impedir el buen desarrollo de las capacidades del pequeño. Según la doctora Doris Valencia Valencia, médica fisiatra infantil de la Universidad Nacional, este es el factor de mayor incidencia dentro de la población, por el aumento de madres adolescentes que en muchas ocasiones desconocen su estado y la importancia de los controles y cuidados que requieren, ya que por su edad se consideran embarazos de alto riesgo.

4. Alteraciones genéticas: defectos en los genes o alteraciones en la unión de cromosomas pueden dar origen a enfermedades que alteran el desarrollo normal del bebé. La enfermedad más conocida es el síndrome de Down.

¿Qué hacer?

El examen que se les realiza a los niños en el momento de nacer es el primer indicador del estado del bebé. Sin embargo, trastornos o lesiones pueden detectarse tiempo después, lo que requiere un seguimiento cuidadoso para realizar un diagnóstico definitivo. Por esto es importante que los padres conozcan las diferentes etapas que su hijo debe seguir, con el fin de detectar cualquier anomalía. Las madres pueden proporcionar la mejor información sobre las acciones y actitudes del bebé que después serán evaluadas por el médico de confianza de la familia.

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Para la doctora Doris Valencia, se debe tener en cuenta si por las condiciones del bebé este se encuentra en el nivel de alto riesgo neurológico o no. Cuando las condiciones físicas son las adecuadas, el pequeño se considera fuera de riesgo y no requiere de más atención que los cuidados y controles normales. Pero no todos los chicos cuentan con esta suerte. Si las condiciones no son las mejores, entonces los bebés pueden ser de alto riesgo neurológico, como sucede con los bebés prematuros, bebés de madres muy jóvenes o mujeres mayores (de más de 35 años) o en casos en que hubo complicaciones en el parto, entre otros. Dentro de esta clasificación, también es importante señalar que los bebés de alto riesgo neurológico no presentan patologías sino alteraciones en el desarrollo a causa de alguna deficiencia que les impide tener un desarrollo normal. Es diferente cuando el niño presenta una lesión o patología como parálisis cerebral, espina bífida o síndrome de Down, que requieren otro tipo de atención y rehabilitación.

Para los dos últimos casos, los padres deben acudir a programas de atención temprana, con el fin de rehabilitarlos, en el caso del los bebés de alto riesgo neurológico, o de proporcionarles una mejor calidad de vida en el presente y en el futuro, si hay patología.
Siguiendo las recomendaciones de la doctora Doris Valencia Valencia, la mejor manera de prevenir trastornos en el desarrollo por daños cerebrales es con la planeación del embarazo, con el fin de establecer las mejores condiciones posibles.

Fuente: abcdelbebe.com

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