Sordera y deficiencias auditivas, necesidades educativas del alumno con discapacidad

las personas con sordera o deficiencias auditivas muchas veces pasan por nuestro lado sin que exista un intercambio comunicativo, pero cuando sucede suele causarnos cierta sorpresa y muchas veces desconcierto y curiosidad.

Las personas sordas tienen las mismas necesidades que el resto de personas, con la misma intención comunicativa, pero con diferentes vías para expresar sus ideas, pensamientos, opiniones y sentimientos.

La sordera es la deficiencia menos visible, pero cuyas secuelas son las que más comprometen el desarrollo superior del sujeto humano y su manifestación específica más distintiva, el lenguaje.

Sordera y mudez son dos palabras asociadas desde muy antiguo y de las que nuestra lengua ha generado el término sordomudo. Posteriormente, la mudez, como consecuencia de la sordera, fue asociada con el retraso mental y en menor medida con otras patologías. La sordera fue considerada una carencia tan importante que quien la padecía no llegaba a ser sujeto de pleno derecho. Por otro lado, desde la antigüedad clásica los sordomudos despertaron una enorme curiosidad por el modo de comunicarse entre sí, que siempre fue manual.

Afortunadamente las cosas han cambiado. Hoy día, en el aspecto clínico se sabe mucho sobre la sordera; diagnóstico, prevención, tratamiento, etc.

En el aspecto psicológico se han dado grandes avances, delimitándose con precisión los contornos entre sordera y deficiencia mental. Por otro lado, en el aspecto pedagógico se ha avanzado hacia métodos de intervención integradores, donde ya no tienen cabida posturas exclusivas y por tanto excluyentes. Con respecto al aspecto educativo se ha pasado de considerar a la sordera como una deficiencia a considerarla como una diferencia, se utiliza la expresión; alumnos con necesidades educativas especiales.

Y por último destacar que en el aspecto social los avances han sido espectaculares, al menos a nivel de reconocimiento legal de los derechos del sordo, como por ejemplo: el reconocimiento de la lengua de signos como la lengua natural del sordo, el derecho a disponer de interpretes en ámbitos administrativos, legales y educativos, el derecho a la integración escolar, la elección de modalidad comunicativa, etc.


Los alumnos sordos: variables diferenciadoras

"Ningún sordo es igual a otro". Esta frase resalta la enorme variabilidad que podemos encontrar entre los alumnos sordos. El análisis de las variables diferenciadoras nos permitirá entender mejor el concepto de sordera a la vez que nos proporcionará una referencia para entender mejor cada caso concreto. Dichas variables condicionarán su desarrollo personal y escolar, y su conocimiento en cada caso permitirá actuar con criterios de realidad, lo que evitará frustración y ayudará a ajustar expectativas tanto a los maestros como a los padres. En este sentido podemos agrupar dichas variables como:

A. Variables Fisiológicas

1. Etiología

Conocer las causas de la sordera facilitará una mejor comprensión del caso, pues no es igual ser sordo por razones hereditarias que a consecuencia de causas exógenas como la meningitis, la rubéola materna en el embarazo o el factor Rh, por citar algunas. Estos sujetos pueden ser sordos y tener problemas asociados; visuales, motores, cognitivos...sin embargo el sordo hijo de padres sordos, por lo general suelen ser más despiertos desde los primeros años. Aparte de su buena aceptación por los padres y de la existencia de un entorno comunicativo que él puede incorporar, ese hecho también se puede explicar porque se trata de un sordo hereditario, un sordo puro sin problemas asociados. Por otro lado la causa de la sordera va a condicionar el momento en que se produce el déficit auditivo y por lo tanto la existencia de una segunda variable.

2. Inicio de la sordera

Es una variable bastante determinante. El impacto de la carencia auditiva sobre la adquisición del lenguaje así como sobre el mayor o menor conocimiento del mundo por parte del sujeto está condicionado por la edad en que uno se queda sordo. No es lo mismo perder la audición antes que después de haber adquirido el lenguaje oral. En base a este criterio se habla de:

  • Sordo prelocutivo, cuando la sordera se produjo antes de adquirir el habla.
  • Sordo postlocutivo, cuando se produjo después de adquirir el habla.

Pedagógicamente y en cuanto al aprendizaje del lenguaje oral las estrategias variarán. Con los prelocutivos habrá que intentar en primer lugar establecer una comunicación útil, y a partir de ahí poner en marcha un programa para que adquieran el lenguaje oral. A los postlocutivos hay que proporcionarles estrategias para conservar y controlar lo adquirido y ayudarles a asumir el déficit auditivo sobrevenido que provocará, probablemente, cambios inevitables en sus relaciones sociales y personales.

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3. Grado de sordera

Aunque el grado de sordera hace referencia a la cantidad de pérdida auditiva, es fundamental tener en cuenta aspectos cualitativos de la misma valorables a partir de la curva audiométrica, pero que de alguna forma también están recogidos en el dato global, sobre la pérdida auditiva, que recomienda el BIAP (Boureau International d'AudioPhonologie). Partiendo de este índice podemos establecer la siguiente clasificación en la que, de paso, insinuaremos cómo incide en el lenguaje.

Normo - oyente: Su umbral de audición es inferior a 20 db. y percibe el habla sin ninguna dificultad.

Discapacidad auditiva Leve: Su umbral auditivo está entre 20 y 40 db. Su oído es funcional, pero en medios ruidosos puede tener dificultad para entender el mensaje, sobre todo cuando se usan palabras poco frecuentes. Esto originará lagunas informativas. Con una prótesis auditiva (Amplificador de sonidos) bien adaptada, la audición puede ser completamente funcional.

Discapacidad auditiva moderada: Su umbral está entre 40 y 70 db. Entre estas intensidades se encuentra la zona conversacional. Y con una prótesis adecuada es posible que el niño adquiera el lenguaje oral por vía auditiva, aunque con déficits.

Discapacidad auditiva severa: Su umbral está entre 70 y 90 db. Sólo puede percibir palabras emitidas a fuerte intensidad o amplificadas. Por tanto su adquisición del lenguaje oral no se realizará de manera espontánea. Sus restos serán muy utilizables, pero precisará una intervención logopédica tanto para lograr un habla inteligible como para desarrollar un lenguaje estructurado y rico.

Discapacidad auditiva profunda: Su umbral está por encima de 90 db. No percibirá el lenguaje por vía auditiva y el enfoque educativo tiene que ser especializado y respetuoso con esa diferencia.

4. Localización de la sordera

Este es el criterio médico más utilizado para clasificar las sorderas, y según él se habla de:

Sorderas de transmisión o conductivas: Cuando la lesión se localiza en el oído externo o medio obstaculizando la transmisión mecánica del sonido. Generalmente tiene tratamiento médico o quirúrgico, y si se coge a tiempo no debería afectar demasiado al desarrollo del lenguaje, ya que no suelen pasar de ser deficiencia auditivas medias.

Sorderas neurosensoriales o perceptivas: Cuando la lesión se localiza en el tejido del sistema auditivo tanto periférico (receptores de Corti) como central (vías nerviosas). La intervención pedagógica ha de prevenir las secuelas que se derivarían. En este caso el abanico de pérdidas puede variar desde leves a profundas.

Sorderas mixtas: Cuando existen simultáneamente componentes transmisivos y perceptivos.

B. Variables ambientales

1. Ambiente familiar

El nivel socio-cultural y económico de la familia influye de forma indirecta en la evolución del sordo en cuanto que posibilita una estimulación más temprana y mejor. Pero, por otro lado, es tan importante o más la capacidad de los padres para establecer con su hijo sordo una adecuada comunicación, también socio-afectiva. Este hecho guarda relación con la aceptación de la sordera por los padres así como con sus habilidades para ajustarse comunicativamente a él y las expectativas, sobre el tipo de intervención y atención a las n.e.e. de sus hijos, en este sentido existen importantes diferencias entre las familias de padres sordos y las de padres oyentes.

2. Detección y estimulación temprana

La posibilidad de una detección temprana del déficit auditivo permitirá las adecuadas orientaciones tanto de tipo médico como protésico y educativo. En este sentido el niño sordo puede encontrar respuestas que favorezcan su desarrollo: Intervención clínica, adaptación de audífonos, elección de implante coclear, código de comunicación útil, estimulación temprana...

3. Ambiente escolar

La edad de escolarización del sordo se ha mostrado muy influyente en su posterior desarrollo. Todos los profesionales son conscientes de las diferencias que existen entre los niños que fueron escolarizados tempranamente y quienes accedieron a la escuela a los cinco o seis años. Hoy afortunadamente ya no ocurre esto y cada vez es más frecuente la estimulación precoz, pues está claro que la escolarización temprana amplía el campo de experiencias del niño. Le enfrenta con situaciones y problemas nuevos, y facilita la comunicación con otros niños en sus mismas condiciones, favoreciendo el desarrollo del lenguaje.

Otro aspecto a considerar dentro de este ámbito es el tipo de colegio. En nuestra opinión, más allá de si es un colegio de integración o de educación especial, lo que se manifiesta más determinante para el desarrollo académico del sordo es el tipo de currículo que se le ofrece así como la fe que se tenga en él y las expectativas que ésta genere.

Áreas de desarrollo: aspectos diferenciales

Relación con el entorno: Personalidad

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Si se tiene en cuenta que los sentidos desempeñan un papel importante en la relación del sujeto con su medio, proporcionándole información de cuanto en él acaece, con el fin de suscitar en el organismo una respuesta adecuada, de tal manera que éste pueda sentirse seguro y mantener un equilibrio psicológico, será fácil comprender que la carencia auditiva ha de producir un impacto no sólo sobre el desarrollo lingüístico, sino también sobre el desarrollo de toda la personalidad del deficiente auditivo.

El lenguaje juega un papel importante en el desarrollo de la personalidad por cuanto sirve para controlar e inhibir nuestras acciones, tomar conciencia de uno mismo, expresar sentimientos, poner nombre a nuestra realidad, e interactuar con los demás. Añadiendo también que la relación con los padres se puede ver alterada por la sobreprotección.

Así mismo las limitaciones comunicativas pueden crear dificultades en la interiorización de normas y puede afectar de forma negativa en la formación de su autoconcepto.

1. Desarrollo motor

El desarrollo motriz del deficiente auditivo en líneas generales no se suele ver afectado, salvo que existan deficiencias asociadas a la sordera, no obstante se debe tener en cuenta aspectos tales como el equilibrio estático y dinámico por tratarse el oído del órgano de control de dicha capacidad. Podemos añadir que el percibir el mundo de sonidos y lenguaje resulta una experiencia favorecedora de la anticipación de ciertos hechos y la comprensión de sus secuencias así como de ciertas relaciones causales. Razón por la cual también se puede ver afectada la estructuración mental de los conceptos de espacio y tiempo.

2. Desarrollo cognitivo

Superadas aquellas épocas en las que se pensaba que el sordo además era deficiente mental, los estudios más recientes sobre las capacidades cognitivas del sordo ponen de manifiesto que la sordera no conlleva ninguna deficiencia mental esencial, aún más se constata que el niño sordo, aunque con un desfase en el tiempo, recorre los mismos pasos y sigue la misma secuencia que el niño oyente en el desarrollo de sus estructuras mentales.

No oír puede conllevar una lentificación del desarrollo cognitivo del sujeto, que deriva, por un lado del déficit lingüístico y comunicativo, con lo que esto supone de cara a la interacción y recepción de información, y por otro, de las restricciones experienciales que supone el no oír, por tanto, su exposición a una situación rica en experiencias a la vez que se les proporciona un sistema lingüístico con el que codificar y almacenar la realidad, ayudará a superar estos enlentecimientos cognitivos.

Sistemas de detección de la sordera

Comprender lo mejor posible cada caso concreto, a cada alumno sordo debe ser el punto de partida de cualquier intervención educativa. El informe médico que acompañe al niño debería proporcionar datos sobre el tipo de sordera, el grado de pérdida y los aspectos cualitativos de las curva audiométrica, la causa y la fecha de inicio de la sordera, datos cuya repercusión educativa ya hemos analizado. Pero no siempre es así y, a veces, ni siquiera es posible. No obstante, entender los informes médicos puede ser útil para comprender mejor el caso concreto.

Si el niño/a padece una deficiencia auditiva profunda o severa lo normal es que haya sido diagnosticada anteriormente a su ingreso a la escuela, pero nos encontramos con muchos casos de Deficientes Auditivos medios y ligeros sin que nadie se haya percibido de dicha alteración y es el colegio el que ha de detectar la posible hipoacusia. Tengamos en cuenta que muchas veces las deficiencias auditivas son confundidas con problemas de aprendizaje, falta de estimulación lingüística, retraso mental ligero, hiperactividad, etc.

Como norma recomendamos explorar la audición de todos los niños/as que aparentemente tienen poca capacidad de atención, falta de interés por las tareas escolares, poco comunicativos.

http://www.youtube.com/watch?v=lL_9dPgV1OM/video>

1. Estrategias útiles para detectar alteraciones auditivas

  • Producir un ruido (por ejemplo: instrumento, palmada) detrás del niño/a.
  • Identificar sonidos de animales grabados con su correspondiente imagen o foto.
  • Tirar una moneda a su lado.
  • Acercar un reloj a cada oído: De cuerda (tic-tac) y de cuarzo y preguntarle si oye bien.
  • Señalar hacia la fuente sonora con los ojos tapados.
  • Introducir un elemento sorpresivo dentro de una conversación.
  • Hablar con voz susurrada.
  • Hablar a la espalda del niño/a.
  • Taparnos la boca con un papel y seguir hablando.
  • Llamarlo por su nombre desde atrás.
  • Si tenemos claras dudas acerca de la audición de algún niño/a, orientaremos a los padres para que un audiólogo infantil realice una evaluación de su capacidad auditiva.

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