Mark Inglis el alpinista sin piernas
Mark Inglis el alpinista sin piernas. En estos últimos años, hemos conocido muchas historias motivadoras que nos inspiran y ayudan a valorar todas las oportunidades que tenemos. Este es el caso de Mark Inglis, un alpinista que en 1989 vivió una experiencia que le dio un completo gro a su vida.
Ese año, junto a su compañero de alpinismo, mientras ascendían el Monte Cook fueron atrapados por una terrible ventisca. A causa de esto debieron refugiarse durante 13 días en la montaña soportando temperaturas por debajo del cero.
Luego de ser rescatados, a causa del congelamiento sufrido a Mark le tuvieron que amputar las piernas por debajo de la rodilla.
Lejos de hundirse en la depresión por lo que había sucedido, el joven alpinista se dedicó los siguientes años a enseñar al mundo un amplio abanico de habilidades que poseía.
Se hizo guía de esquí y montañero sin piernas. Estudio bioquímica, se graduó con honores y se dedicó a investigar vías para identificar la leucemia.
Al ser una persona que no le gusta permanecer quieto en un solo lugar, se dedicó al mundo de los vinos, trabajo en la bodega más grande de su país, Vinos Montana. Y luego de 10 años de arduo trabajo consiguió que Montana elaborará unos exquisitos vinos que fueron aclamados internacionalmente.
Tiempo después adaptó una bicicleta a sus particulares necesidades y empezó a practicar con pasión. Terminando esta aventura con una medalla de plata en los Juegos Paralímpicos de Sydney 2000.
Finalizando la proeza de los juegos paralímpicos, decidió volver a las montañas.
En el año 2002 recibió ese pequeño empujón que su carrera como escalador necesitaba, le entregaron dos piernas artificiales hechas de fibras de carbono y diseñadas especialmente para sacarle el máximo provecho en la práctica del deporte que ama.
Luego de cumplir exitosamente con algunos retos en el alpinismo, decidió que estaba preparado para el más grande desafío de todo alpinista. Conquistar el Monte Everest.
En el año 2006 encaró este desafío. El ascenso fue muy duro, e incluso llegó a sufrir la rotura de una de sus piernas ortopédicas. Lejos de desanimarse, bajó a un campamento mayor donde le ayudaron a repararla con material muy simple. Al final, después de 40 días de arduo esfuerzo, el 15 de mayo de 2006, Inglis dejaba su huella la cima del Everest.
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