Diferencias entre Autismo y Sindrome de Asperger
Diferencias entre Autismo y Sindrome de Asperger. Muchas personas pensamos equivocadamente que el Síndrome de Asperger y el Autismo, son enfermedades, eso es completamente falso.
Se trata de dos síndromes de origen neurológico, y su diferencia está basada de acurdo al grado de Autismo que presenten, de alto o bajo funcionamiento.
En el siguiente artículo se muestran algunas diferencias entre estos trastornos y sus notables diferencias que se manifiestan emocional y conductualmente en un niño.
Asperger:
- El síndrome de Asperger se encuentra ubicado dentro del grupo de trastornos del espectro autista, se diagnostica a la edad de entre los dos y siete años, algunos estudios señalan que se trata de un trastorno de origen genético, pero en la mayoría de casos, existe más de una causa.
Autismo:
- Se define al Autismo como un trastorno del desarrollo cerebral que produce en quien la padece, una incapacidad para comunicarse de manera fluida y social con su entorno. Si su característica es de bajo funcionamiento, no podrá establecer contacto visual ni realizar juegos simbólicos, ni adquirir, en la mayoría de los casos, lenguaje.
Diferencias entre Asperger y Autismo:
- Los niños que viven con el síndrome de Asperger, a diferencia del Espectro Autista, tienen grandes posibilidades de convertirse en adultos netamente independientes en sus actos y manejo personal, y llevar una vida laboral exitosa, gracias a su capacidad intelectual a la hora de desarrollar diferentes actividades. De todas maneras deben ser comprendidos ya que socialmente no les es fácil comunicarse ni compartir juegos con otros niños.
- El diagnóstico de un niño con Autismo se realiza normalmente antes de los 3 años de vida del niño, en este período las alteraciones mentales y emocionales son muy evidentes, lo cual genera preocupación y son motivo de consulta, especialmente en el momento de la adquisición del lenguaje.
- Muchos padres suelen detectar que su hijo tiene el síndrome de Asperger cuando el menor tiene entre dos y siete años de edad, aunque en muchas ocasiones su diagnóstico se da en la adolescencia.
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