España – Vigo.- Noela Avendaño es una jovencita muy activa, le gusta el ballet y tocar el piano (el cual se compró gracias a su trabajo).
Roberto Roque estudia lengua, matemáticas, lectura e informática, ellos son dos jóvenes con síndrome de Down, que se esfuerzan por superarse día a día y lograr una mejor calidad de vida.
Noela y Roberto acuden habitualmente a las actividades de la Asociación Down Vigo. Roberto tiene 29 años y asiste de lunes a jueves para recibir clases de lengua, matemáticas, lectura e informática, entre otras asignaturas. Un día a la semana trabaja en un supermercado, algo que le satisface mucho, aunque prefería una vida laboral más amplia.
Con 23 años, Noela cuenta con un trabajo fijo hasta finales del 2011. Su misión consiste en digitalizar documentos en la Gerencia Municipal de Urbanismo. Está muy contenta e ilusionada con la tarea y la relación con sus compañeros es extraordinaria. «Me quieren mucho y yo a ellos, me tratan muy bien», comenta. Acude a su oficina de lunes a viernes, entre las 8.15 y las 14.15 horas.
Además de cumplir con el resto de obligaciones, Roque está en la asociación de 9.00 a 14.00 horas. «En el centro me lo paso muy bien y tengo muchos amigos», comenta. Por las tardes suele ocupar su tiempo con la práctica de natación o kárate. Por si esto fuera poco, los fines de semana echa una mano a su padre en el trabajo. Ahí, su función consiste en mover troncos. Roberto es el pequeño de cuatro hermanos y le encanta ir con ellos al cine.
Tampoco a Noela le faltan las aficiones: ballet, con el que lleva cinco años, y piano. «Ojalá llegase a ser una gran bailarina», confiesa. Menos tiempo le han ocupado las clases de piano, concretamente tres años. «Me gusta mucho como suenan las canciones, aunque al principio sea un poco difícil», argumenta. Es tanta la pasión que siente por este instrumento que con el sueldo que gana en su puesto de trabajo se ha comprado un gran piano, que preside el salón de su casa.
Noela también tiene hermanos con los que mantiene una buena relación, pero en su caso es la mayor de los tres. Los fines de semana los dedica a descansar. «Me levanto tarde, porque por la semana tengo que madrugar», explica. Y también aprovecha para ver la televisión o escuchar música. Un día a la semana acude a la Asociación Down Vigo para seguir formándose. «En el centro hice muchos amigos», comenta. Ahora, ha decidido también apuntarse a clases de hip-hop y coro.
Entre las cosas que más le gustan a Roberto están los arenales de la ría. El favorito, playa Brava, está situado en Cangas, donde tiene una casa a la que va siempre que puede. «En la playa ves muchas chicas guapas y eso también me gusta», explica. También le gusta mucho comprar ropa. «Soy un poco presumido», añade entre risas.
Después de obtener el título de educación secundaria, Noela continuó con un curso de auxiliar de oficina en Moaña. Esta canguesa es un ejemplo de lo que puede dar de sí una persona con síndrome de Down.
Ella sola se ha ido abriendo camino y aconseja a todos aquellos ciudadanos que están en sus mismas circunstancias y no lo llevan bien: «Que no se queden sentados en el sofá, que se muevan, que hagan y disfruten de muchas cosas».
Fuente: www.lavozdegalicia.es