Cuando hay amor verdadero las diferencias físicas no interesan

Cuano existe amor de verdad las diferencias físicas pasan a segundo plano

Aunque se habla de igualdad en todos los aspectos de la vida, aún existen ciertas personas a las que les resulta un poco complicado unir las palabras: amor y discapacidad, pues creen falsamente que aquellos que padecen alguna tipo de discapacidad, ya seas física o de percepción no expresan deseos físicos o sentimientos al igual que las demás personas.

Lo cierto es que la necesidad de contacto físico es una condición inherente de cada persona, algo que nos identifica desde nuestro nacimiento, pues la necesidad de sentir amor es algo universal, entonces, las palabras amor y discapacidad no tienen por que estar desvinculadas.

El contacto físico, como una de tantas expresiones afectivas en una relación de pareja, es un ámbito donde cada núcleo puede buscar, descubrir y desarrollar sus potencialidades. Los psicólogos y consejeros coinciden al afirmar que el desarrollo afectivo de dos personas que comparten su vida se caracteriza por una capacidad creciente para conocerse en todos los planos y permitirse que ambos aprendan a satisfacerse recíprocamente.

Dicho de otra manera, necesitamos reconocer que todos nacemos con ciertos instintos, siendo la intimidad en pareja un don que podemos disfrutar y un área por desarrollar independiente de la situación geográfica, económica o física en la cual nos encontramos.

Basta un poco de desconocimiento, miedo y duda para que nazcan muchos mitos acerca de la sexualidad, un aspecto tan propio de la naturaleza humana, como dormir o comer.

Al respecto, las fábulas y los estereotipos creados alrededor del discapacitado tienen su base en la negación de su erotismo, fundamentada en la creencia de que sólo puede producirse entre cuerpos en pleno funcionamiento, indica la médica psiquiatra Susset Medina.

Al respecto, cabe recordar que el placer es posible para todas las personas que lo deseen. En general, las personas con capacidades diferentes tienen escasa información sobre las posibilidades para dar y recibir placer, además están influenciados por ilusiones, mitos y tabúes respecto a su propio erotismo, indica la sexóloga Julissa Martínez.

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Un gran paso para que una pareja que vive con alguna discapacidad física supere el abismo para que retome o viva su intimidad, es tener el apoyo y orientación de un equipo multidisciplinario que incluya psicólogo, médico especialista en rehabilitación, psiquiatra y fisioterapeuta.

Luego necesitan sentarse a hablar para dar inicio al proceso de reeducación y discutir acerca de la relación entre su cuerpo y sus emociones. Con este simple paso desechan la creencia generalizada de que la posesión de un cuerpo perfecto garantiza placer.

A los miedos personales y las limitaciones físicas, se suma como obstáculo la visión del entorno. Por eso, es necesario que quienes rodean al discapacitado abandonen todo intento por oprimir sus aspiraciones sexuales y afectivas, lo sobreprotejan y le atribuyan un papel pasivo dentro de la pareja.

Por esta razón, debemos tener presente que el órgano sexual más importante es el cerebro, y la piel es un extenso tejido sensible que funciona a nuestro favor como un formidable receptor de sensaciones.

Además, muchas de las supuestas carencias pueden suplirse con una actitud positiva, con cariño y siendo capaz de disfrutar lo que se tiene, sin fijarse tanto en lo que hace falta. En este sentido existen fármacos y otras ayudas técnicas que ayudan a resolver situaciones como dificultad de erecciones, lubricación vaginal y consumación del coito, explica la doctora especialista en rehabilitación Carol Mendoza.

Otra parte vital del reenfoque sexual, explica la fisioterapeuta Francisca Lemus, es adoptar una terapia física que ayude al discapacitado a reducir el riesgo de más lesiones durante sus encuentros íntimos. Además, con esto aprende a fortalecer su masa muscular y sacar partido de la motricidad que ha quedado después de la lesión medular.

Sumado a lo anterior, la persona con capacidades especiales aprende a controlar su vejiga y esfínter, para evitar accidentes que apaguen la pasión con su pareja, indica Mendoza.

Por otro lado, el reenfoque que debe tenerse luego de una lesión paralizante es buscar otras áreas erógenas, esto para escapar de las ideas convencionales que se enfocan en los genitales y el coito como únicas alternativas para alcanzar orgasmos.

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Con ayuda de un psiquiatra especializado, la persona con habilidades diferentes puede descubrir partes sensibles en sí mismo o en su pareja, tales como las manos, las orejas, la lengua, el cuello y los pezones.

No obstante, cuando la pareja prefiere la penetración, los hombres pueden recurrir a las bombas al vacío cuando no les es posible lograr una erección, o las mujeres con lesión medular, a los lubricantes de solución salina, explica Medina.

Por fortuna existen grandes avances en ginecología y urología, lo que amplía las posibilidades innovadoras para que una pareja con discapacidad pueda vivir su erotismo.

La estimulación, por su parte, juega un papel importante para satisfacerse. En general, los hombres dedican poco tiempo al preámbulo, pero en esta nueva situación ambos necesitan dedicar tiempo para las caricias y desarrollar en sus emociones un nuevo enfoque del placer y el orgasmo, agrega Medina.

Entonces, puede decirse que la satisfacción está en el erotismo y en la estimulación táctil y verbal, la práctica de juegos preliminares y sacar mayor provecho del preámbulo. En otras palabras, pueden convertirse en una pareja sexualmente activa sin genitalizar su vida íntima, concluye Medina.

En realidad, no existen recetas, pero sí puede elevarse la actitud positiva para que la persona con habilidades físicas diferentes elija la forma más adecuada de vivir su sexualidad, teniendo en cuenta el abanico de opciones eróticas a su disposición.

[Se calcula que en el mundo hay más de 500 millones de personas con algún tipo de discapacidad física, mental y sensorial.]

Intimidad y derecho

Las personas con necesidades físicas especiales tienen derecho a:

  • Recibir información y educación.
  • Expresar sus sentimientos, emociones y necesidades físicas.
  • Aspirar a la maternidad o paternidad.
  • Tener acceso a servicios de ayuda.
  • Ser tratados como seres sexuados.
  • Recibir información sobre los efectos adversos sobre la sexualidad de algunos medicamentos.
  • Tener privacidad e intimidad.
  • Formar parejas.
  • Relacionarse con otras personas.

Por Karla Rímola

Fuente: revistaamiga.com

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