Historia de Moira Kelly el orgullo de ser madre
Historia de Moira Kelly el orgullo de ser madre
La voluntaria de la Madre Teresa que adoptó a dos niños con deformaciones
Cuando Emmanuel Kelly terminaba de interpretar la canción Imagine de John Lennon en el programa Factor X australiano, el jurado, el público, la familia y todo el país, le entregaron además de sus lágrimas, sus corazones. No solo por el talento mostrado en dicho programa, su sensibilidad y contagiosa alegría; sino, sobre todo, por su historia, por el pedregozo camino que le tocó recorrer para llegar a ese escenario y así cumplir su más grande sueño.
Un camino tortuoso, bordeando la muerte y la miseria, el dolor, el desamparo... hasta que a su vida llegó un ángel y llenó su camino de cariño, cuidado, superación, amor. Emmanuel ni siquiera sabe su fecha de nacimiento , pero sabe que lo encontraron unas Misioneras de la Caridad de la madre Teresa de Calcuta cuando solo era un bebé en plena zona de guerra en Irak.
Ellas encontraron a Emanuel dentro de una caja de zapatos junto a su hermano Ahmed, ambos tenían serias malformaciones en brazos y piernas causadas por las armas químicas.
Su primer hogar fue el orfanato de las Misioneras de la Caridad en Bagdad, donde las hermanas los cuidaron y alimentaron con los escasos medios de que disponían. Allí, en el orfanato, encontraron a su ángel. O, para ser más exactos, fueron encontrados por su ángel. Moira Kelly los convirtió en sus hijos, los llevó a su hogar en Australia y se encargó de que recibieran el tratamiento médico necesario y todo el cariño que una madre es capaz de dar. Con el tiempo, Emmanuel y Ahmed crecieron sanos y felices junto a su madre Moira, y lograron cumplir sus sueños a pesar de sus carencias. Ahmed, el deportista, que sufre cuádruple amputación, es nadador y está entrenando duro para participar en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012. Emmanuel no tiene brazos y padece malformaciones en las piernas, pero siempre quiso ser cantante; su sueño se cumplió al participar en el programa Factor X y conmover, con su testimonio de fe y coraje, a millones de australianos a través de la televisión (y a unos cuantos millones más en el mundo entero a través de Youtube).
Puedes ver el video en el siguiente enlace Presentación de Emmanuel Kelly en Australia tiene talento
Ver historia de Ahmed Kelly
Pero quien está realmente detrás de estos dos sueños, quien ha impregnado de valor, de alegría y de Dios los corazones de estos dos hermanos, quien ha luchado por ellos y con ellos cada día, cada hora durante años, quien ha movido sus vidas con el motor más poderoso, el del amor incondicional, ha sido su madre, su ángel. “El amor no puede permanecer en sí mismo. No tiene sentido. El amor tiene que ponerse en acción”, decía la madre Teresa. Moira Kelly comenzó a ponerlo en acción mucho tiempo atrás. Esta católica australiana de 47 años, que colecciona reconocimientos y premios por su labor humanitaria, ya había empezado a germinar su vocación cuando apenas había cumplido los 8 años, impactada por un documental sobre la madre Teresa que vio en la televisión.
Aborígenes. En la escuela primaria, solía saltar la valla para ayudar a dar de comer a los niños discapacitados del colegio que se encontraba junto al suyo. En 1982 abandonó la escuela para estudiar educación especial y solo dos años después comenzó su labor misionera. Viajó a la zona más oriental de Australia para trabajar durante unos meses con los niños aborígenes. Pero en el fondo de su corazón, seguía anidando el recuerdo de aquel documental que vio de niña y que marcó su vida. Así que, de vuelta en Melbourne, vendió su coche para pagarse el billete de avión (solo ida) a Calcuta, y fue enormemente feliz entregándose a los niños y a los enfermos, a los más pobres entre los pobres, en la misión de la madre Teresa.
En 1992, su vocación la llevó a otro rincón conflictivo y difícil, el Bronx neoyorquino. Y después en diferentes campos de refugiados en una Bosnia devastada por la guerra y el odio. A lo largo de aquellos años creó escuelas, clínicas dentales, programas de alimentos y educación para adultos, cuidó enfermos de sida y lisiados de guerra. A todos ellos llevaba Moira su amor y el amor de Dios, siguiendo la máxima de su admirada madre Teresa: “Cada obra de amor, llevada a cabo con todo el corazón, siempre logrará acercar a la gente a Dios”.
A finales de los noventa regresó a su Australia natal y fundó una organización de ayuda a los niños de países pobres con graves problemas de salud, Children First Foundation (Fundación Los Niños Primero); la idea era proporcionarles asistencia médica, poniendo a su disposición los mejores hospitales, doctores y especialistas de Australia. Con ayuda del Gobierno del estado y donaciones particulares (entre ellas, un terreno de 45 hectáreas junto al Children’s Royal Hospital) creó el hogar de la Fundación, por el que han pasado niños de Etiopía, Timor, Palestina, Filipinas, Somalia, Papúa, Tíbet… donde conviven en un ambiente rebosante de cariño y cuidados mientras son tratados de sus graves enfermedades.
“Hay males que no se pueden curar con dinero, sino solo con amor”. Cuarenta años después de escuchar las palabras de la madre Teresa en aquel documental, Moira Kelly continúa hoy su labor humanitaria sin descanso y sin perder la sonrisa. Curando a sus niños los males físicos y, lo que es más importante, los males del espíritu; tornando el dolor y el sufrimiento de su pasado en un futuro de alegría esperanza. Pleno de amor.
Los otros hijos de Moira
Trishna y Krishna, dos siamesas de Bangladés que nacieron unidas por el cráneo. Tras una delicada intervención de 32 horas por un equipo médico de 36 personas, fueron separadas con éxito. Hoy se recuperan en el hogar de Children First Foundation.
Memoza es una niña de Albania, risueña y resuelta, que llegó a la fundación sin manos y con severa inmovilidad; tras unos dolorosos injertos en piernas y pies, Memoza ahora puede caminar.
Emai sufrió horribles quemaduras en la cara, el cuello y el brazo cuando solo era un bebé, en Papúa Nueva Guinea. Después de numerosas operaciones ahora puede sonreír.
Tatu llegó de Tanzania con los pies deformes. Tras 18 meses de doloroso tratamiento y rehabilitación regresó a su hogar corriendo, saltando y hablando excelente inglés.
Jasone padecía una dolencia cardiaca de situación crítica, que fue operada con éxito; unas semanas de rehabilitación y ya estaba de regreso a su vida normal en Filipinas.
Escrito por Pepe Álvarez de las Asturias
Fuente: intereconomia.com
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